
VISI NARIOS
REVISTA DE LA UNIVERSIDAD PRIVADA DE HUANCAYO “FRANKLIN ROOSEVELT“
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transaminasas aumentan más de cinco veces el límite
superior normal con o sin síntomas, o más de tres
veces con síntomas, o hay aumento de la bilirrubina,
de allí que los fármacos deben suspenderse y el
paciente debe ser evaluado con: interrogatorio sobre
enfermedades hepáticas y/o biliares preexistentes,
alcoholismo, ingesta de medicamentos y debe
solicitarse serología para hepatitis virales y ecografía
hepática y de vías biliares.(7)
Así también el estudio de Kheirollah, encontró que
de 83 pacientes con tuberculosis, 44 desarrollaron
al menos una RAM y que el órgano-sistema más
afectado fue el hígado y el sistema biliar (37%),
apreciándose hepatitis en 21 (25,3%) de los casos.
(8) Por su parte Taneja D. y Kaur D. de un trabajo
realizado en 50 pacientes con tuberculosis y
quienes recibieron estreptomicina, más etambutol,
más isoniazida y rifampicina considerado como
grupo B mostraron hepatoxicidad como reacción
adversa medicamentosa en el 30% de los casos.
Por tanto frente a las consecuencias que produce
la administración de Rifampicina debería tenerse
cuidado en población es de alto riesgo como los
ancianos, los alcohólicos, lo que toman otros agentes
hepatotóxicos, y los que presentan enfermedad
hepática previa para evitar consecuencias graves.
(9)
En esta investigación otro de los medicamentos que
produjo un problema de reacción adversa como
gastritis y náuseas considerado como reacciones
hepatotoxicas, fue por la administración de
Etambutol y que guarda similitud con el estudio de
Cortez realizado en España, cuando al reportar la
frecuencia y porcentaje respecto al total de casos
noticados con cada medicamento se encontró
que el etambutol ocasiona un 30.8 % de riesgo de
hepatoxicidad. En tal sentido la lesión se produjo
mayormente a nivel del hígado. (10)
En consecuencia frente a los resultados obtenidos
a nivel de signicancia de 0,05 con 8 y 17 de grados
de libertad F95 = 0,17 >2.55 podemos rechazar la
hipótesis de que las medias de las son iguales.
En cuanto a la prevalencia de las reacciones adversas
en los medicamentos antirretrovirales se puede
observar que la Zidovudina conduce a una anemia
severa moderada y neutropenia y que guarda
cierta similitud con el estudio de Fobelo M.(11)
cuando demostró que de un total de 598 pacientes
que han estado en algún momento en tratamiento
extrahospitalario con fármacos AR: 388 hombres
(64,9%) y 210 mujeres (35,1%), los RAMs detectadas
a fármacos antirretrovirales ocasionaron neutropenia
e intolerancia digestiva en su mayoría y siendo el
fármaco implicado la zidovuina.(11)
Sin embargo se contrapone con la investigación
de Bernal (12) cuando en la pesquisa de 76 eventos
adversos en 69/92 pacientes durante el seguimiento
(75%); la reacción adversa de mayor incidencia fue
la hiperbilirrubinemia indirecta asociada a atazanavir
(ATV) en 15 de 18 pacientes, seguido de diarrea por
lopinavir/ritonavir. (LPV/r) en 16 de los 29 pacientes
expuestos al fármaco.(12)
Si bien es cierto en la actualidad se conoce el benecio
clínico que están produciendo las nuevas terapias
combinadas con fármacos AR en pacientes VIH+(13);
sin embargo, para establecer la relación benecio/
riesgo es necesario preguntar cuáles pueden ser los
problemas derivados de la administración conjunta
de este tipo de fármacos, de allí que es importante
que en nuestro país los profesionales de salud
participen en un buen reporte de RAMs y más aún
cuando Moore et al (14) señala que las reacciones
adversas a los inhibidores de la transcriptasa inversa
análogos de nucleósidos ocurren de forma frecuente,
y aunque se obtengan respuestas clínicas favorables
obligan a la retirada del fármaco implicado.
En relación a la prevalencia de las Reacciones Adversas
en los Medicamentos Antituberculosos se puede
observar que de acuerdo a la clasicación de eventos
adversos según la intensidad de manifestación
clínica se ubican las moderadas (nauseas, vómito)
en 32 casos de un total de 41 y promedio 0,11 y
que guarda similitud con el estudio de Rodríguez(6)
cuando encontró que los eventos adversos leves y
moderados se presentaron a nivel gastrointestinal
con náuseas y vómitos, y de acuerdo a Taneja, señala
que las manifestaciones gastrointestinales son
las más comunes, particularmente en las primeras
semanas de tratamiento.(9)
En lo que respecta a la prevalencia de las Reacciones
Adversas en los Medicamentos Antirretrovirales se
puede observar que de acuerdo a la clasicación
de eventos adversos según la intensidad de
manifestación clínica se ubican las graves
(Lipodistroa y Anemia Severa) 15 con un promedio
de 1,67, de 20 eventos adversos totales y que
contrapone con el estudio de Bernal(12) cuando en
el 85% de noticaciones se noticó como grave de
grado 1 siendo la causa más frecuente la anemia.
Por tanto de acuerdo a los resultados obtenidos
a nivel de signicancia de 0,05 con 2 y 9 grados
de libertad, F95 = 0,91 > 4,26, podemos rechazar
la hipótesis de que las medias de la son iguales,
concluyéndose que existe diferencia signicativa
en la prueba F en las Reacciones Adversas a los
Medicamentos Antirretrovirales.
No obstante, el seguimiento continuo a través del ciclo
de vida de los paciente que reciben medicamentos
antituberculosos y antirretrovirales, donde se
considere la evaluación del impacto metabólico,
es fundamental para la detección temprana de
toxicidades que a largo plazo pueden repercutir en
forma negativa en la adhesión al tratamiento(13),
ecacia de la terapia y desarrollo de resistencia a los
fármacos utilizados, siendo conveniente establecer
programas de farmacovigilancia que faciliten el
conocimiento de los efectos adversos relacionados
con dichos tratamientos, así como de aquellos
factores que de algún modo potencian su aparición.
De esta forma se facilita la disminución de la
aparición de reacciones adversas previsibles, con la
consiguiente mejora de la calidad de vida del paciente
y del manejo terapéutico de estos medicamentos.